eTestimonios

Gente de la calle que cree en Dios

19 marzo 2006

Al principio teníamos la sensación del desconcierto, que te deja congelado y te paraliza

Me llamo Alejandro Navarro y soy padre de familia numerosa. Mi mujer, Berta y yo, queremos compartir con vosotros nuestra última experiencia de paternidad vivida el pasado mes de agosto cuando nació nuestra hija pequeña Maria Lourdes (familiarmente le llamamos Lou). Es la ultima de 6 hermanos, todos muy seguidos, y ha nacido con Síndrome de Down. La verdad es que fue una sorpresa que no esperábamos pero gracias a la fe que tanto mi mujer como yo tenemos y a la disponibilidad plena para lo que la vida nos depare, supimos encajarlo muy bien.

Al principio teníamos la sensación del desconcierto que crea una situación inesperada. ¡Nos sentíamos padres primerizos! No sabíamos muy bien lo que el síndrome iba a suponer en la vida de la niña, en nuestra vida y en la de todos los que nos rodean. Era como si hubiésemos planeado un viaje a Italia, pensando en ver un montón de monumentos, sabiendo lo que íbamos a comer, dónde nos íbamos a alojar, lo que visitar…. Y de repente, al aterrizar el avión, nos encontrásemos en Holanda.

Pasado ese primer momento que te deja congelado y en cierto modo te paraliza, decidimos ponernos en manos de Dios y dejarnos guiar por El que seguro que sabe más. Rezamos un rosario a la Virgen poniéndonos bajo la protección de su manto y hasta decidimos entonces que nuestra hija se llamase Lourdes en su honor y no como hasta entonces teníamos pensado.

El siguiente paso era comunicárselo a la familia. La verdad es que nos sentimos muy afortunados, y enviamos el siguiente SMS: "Ya hemos sido papás. Dios nos ha enviado una preciosa niña Down que le vamos a llamar María Lourdes. Damos gracias a Dios por enviarnos esta bendición ya que, por el amor que desprende, nos va a ayudar a estar mucho más cerca de Dios, nos unirá más a Él y nos acercará a su felicidad. Os pedimos una oración por María Lourdes para que Dios le facilite el conocerle, disfrutarle y amarle aquí en la tierra junto a todos nosotros.
Un fuerte abrazo, Berta-Alex."

¡Tenemos una familia maravillosa que se volcó con nosotros en todo momento y no sabéis cuanto se agradece! Para ellos también fue una sorpresa tremenda que supieron asumir de manera ejemplar. Recibimos un montón de felicitaciones y mensajes conmovedores.

Todo esto que sucedía tan rápidamente nos hizo reflexionar sobre la importancia de la familia. Una institución importantísima para el individuo y la sociedad. Dentro de la familia nos sentimos seguros, apoyados y queridos. Es un medio en el cual la persona se puede desarrollar plenamente. Y eso es precisamente lo que todos queremos para nuestros hijos: que sean personas íntegras, de una sola pieza. Para ello hay que inculcarles desde pequeños una escala de valores en la que el amor a Dios y al ser humano prime sobre el resto de cosas.

Con motivo del nacimiento de Lou, hemos tenido ocasión de hablar con gente que cree que es mejor que estos niños no nazcan. Nos han llamado incluso “valientes” por tener una niña así, cuando nosotros pensamos que todos tenemos derecho a la vida, independientemente de nuestra salud o de nuestras capacidades, porque la vida es un regalo de Dios que nos transmiten nuestros padres. Por lo tanto no son los padres quienes deben decidir si dejarnos vivir o no.

La verdad es que Lou con lo chiquitina que es, ha ”removido” muchos corazones a nuestro alrededor. Desprende amor por los cuatro costados y diariamente nos recuerda lo poco que hace falta para ser feliz en la vida. Su sencillez, su naturalidad y la bondad de su mirada nos enternecen a todos. Es un ejemplo de tolerancia y solidaridad para con los que no tienen las mismas capacidades que nosotros y pensamos, que tenerle en casa es un privilegio para nuestra familia.

Por último, no quería dejar pasar la oportunidad de agradecer públicamente a todos los que nos orientan y ayudan en la labor de desarrollar al máximo los potenciales de nuestra hija: a la Fundación Síndrome de Down del País Vasco, a familiares y amigos, en especial a Leyre y Rober (que fueron un referente para nosotros al haber pasado por esta experiencia antes).
También dar las gracias a mi hija, Lou. Sin ella no tendría yo la suerte de estar con ustedes esta tarde. Y por supuesto, gracias a Dios, por la inmensa suerte de tener el regalo de la fe.

Sección Vida/Prolife

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Teneis una familia estupenda. Muchas gracias por vuestra generosidad.

10:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Seguro que Lou será queridísima en la familia. Además, claro que es y será un regalo para los demás. También yo nací con un defecto: labio leporino de nivel alto, que hasta hoy ha requerido mucho esfuerzo por parte de mis padres (operaciones, viajes, cuidados...)El cariño y apoyo que mis padres y hermanos mostraron hacia mi siempre fue espectacular. Incluso ellos han dicho que les ha servido de mucho. Enhorabuena,
Juan

1:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Os felicito, de todo corazón, porque sabeis que el amor lo habeís encontrado el la paqueña Lou.
Un beso muy fuerte, para toda la familia, de Jorge.

1:09 a. m.  

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