eTestimonios

Gente de la calle que cree en Dios

25 marzo 2006

“No podíamos dejar que alguien que había luchado tanto, se fuera sin un nombre, como si no hubiera pisado este mundo”

Julia Salinas, médica de la Cruz Roja, relata:

Esta foto es de Chemita... Un sábado estaba de guardia en la Cruz Roja y llegó una niña de 17 años que seguro se había tomado algo para abortar... y dio a luz a este bebé... (no les pongo las demás fotos para que los que no son médicos no se traumen). El caso es que un amigo y yo nos quedamos cuidándolo las pocas horas que vivió... miren el tamaño de sus manitas por favor... (la mano de abajo de la suya es la mía).

La mamá tenía apenas cuatro meses de embarazo! Pero él ya estaba perfectamente bien formadito... uñitas, deditos, orejitas, boquita, todo...

El caso y lo peor de la situación fue que como ni siquiera lo pudimos entubar, (no había cánulas tan chiquitas... además le podíamos tronar los pulmoncitos), entonces tuvimos que quedarnos junto a él todo el tiempo calentándolo con sábanas y lámparas y echándole aire por la boquita. Llegó un momento en que nos quedamos maravillados de la fuerza que tenía ese bebé... créanme que cuando veíamos que su corazoncito empezaba a fallar, dejábamos de darle respiraciones para que no sufriera más... y en el momento en que le quitábamos el aire, el ritmo cardíaco volvía a subir... Impresionante! Nos trajo así casi 4 horas!

Después de muchos intentos, cuando lo vimos que ya estaba medio mal, lo bautizamos (sí, salió la educación religiosa cañón... pero no podíamos dejar que alguien así, que había luchado tanto, se fuera sin un nombre, como si no hubiera pisado este mundo... y como no sabíamos aún si era niño o niña, le pusimos José María... "Chemita" pa´ los cuates...).

Cuando murió, (debo confesar que lloré muchísimo) me puse a pensar en todo lo que él quería vivir, en todo lo que él luchó... y ¡caray! vivió sólo 4 horas!!! y yo a mis 21, casi 22, no he hecho un pepino, me da flojera despertar y vivo "jetona"!!! (1)

El sábado fui con unos niños de primaria y secundaria y les puse la foto, les expliqué lo mismo que les digo a ustedes, etc... Y créanme... miren la cantidad de vidas (la mía, la de mi familia, mis amigos, los doctores y enfermeras de la Cruz, los cabos (2) del sábado y ahora ustedes...) en las que ha influido Chemita... en 4 horas de vida!!!!

Ya quisiéramos muchos esas ansias de luchar por lo que queremos, por vivir... pero la neta (3) es que lo vemos como algo de todos los días, como algo que siempre pasa... ya se nos hizo costumbre respirar, despertarnos, y no vemos lo increíble y la dicha que tenemos de poder cambiar diario este mundo... hacer algo bueno por alguien...

Imagínense las enormes ganas que tenía ese chiquito de sobrevivir. Así que, luchen diario por lo que quieren y acuérdense de esto en las mañanas y cuando tengamos más flojera que nunca.

En España:
(1) adormecida
(2) soldados
(3) en realidad
Fuente: es.catholic.net
Sección Vida/Prolife

La conversión espiritual de una escritora exiliada por la guerra española

Ernestina de Champourcin (Vitoria 1905 - Madrid 1999), poeta de la Generación del 27, fue discípula de Juan Ramón Jiménez y esposa de Juan José Domenchina, secretario político de Manuel Azaña. Desde 1939 hasta 1972 se vio obligada a residir en México. Allí experimentó la conversión espiritual que marcaría definitivamente su obra poética y su compromiso con la promoción de la mujer.



Sección Cultura/Culture

"Tranquila, ya he salido, ya puedes acabar de curarte"

Jaime Fermín Martínez Pando llegó al mundo hace seis años con 2,300 kilogramos de peso. Su madre, la gijonesa de 36 años Beatriz Pando, supo en el quinto mes de embarazo que padecía un cáncer de mama. Siguió tratamiento de quimioterapia en la CUN durante el embarazo.

-Dicen que las madres embarazadas se comunican con sus hijos, ¿qué se decían en aquellos momentos?
-Me encontraba tan mal que no estaba para cosas tan tiernas. Lo que sí sufría era porque el niño se movía mucho, y yo notaba que sus movimientos eran de sufrimiento. Él estaba pasando la quimioterapia conmigo, y el pobre no tenía culpa ninguna. Sabía que la placenta le protegía, pero pensaba: «¿Y si alguna célula cancerígena se cuela?». Tenía dudas, aunque los médicos me aseguraban lo contrario. Y tenía muchas ganas de que naciera porque no quería que sufriera por la quimioterapia.

-¿Cómo fue, tras los tratamientos, el parto?
- No tenía siete meses y me sobrevino. Lo habíamos planeado para que Guillermo López me asistiera, pero el niño no aguantó. El ginecólogo que me atendió en el Hospital de Cabueñes (Gijón), especialista en partos de alto riesgo, lo hizo muy bien. Fue horrible: sin epidural, sin anestesia, con un fallo en el riñón, taquicardias... Doce horas espantosas y por poco me tienen que hacer una cesárea. El niño era inteligente antes de nacer: el ginecólogo dijo que nació solo. Me lo pusieron encima, me miró y se apoyó en mí como diciendo «tranquila, ya he salido, ya puedes acabar de curarte».

-¿Qué sintió, después de todo, al tenerle en sus brazos?
-No se puede expresar con palabras. Lo sigo recordando y se me saltan las lágrimas. Maravilloso. Más cuando vi que estaba bien. Lo atendió el doctor Solís, un gran pediatra que se molestó en estudiar mi caso.

-Seis años después, con un hijo y el cáncer superado, ¿cómo es su vida?
-Absolutamente normal, que no vulgar. Me encuentro fenomenal. De salud, física y psíquicamente yo creo que mejor que antes, porque yo creo que las circunstancias de la vida o acaban contigo o te refuerzan.

-¿Piensa en más hijos?
-Sí. En noviembre me hice una mastectomía profiláctica del otro pecho, aunque no era necesaria. Quiero tener otro hijo y estoy en perfectas condiciones para conseguirlo. Soy una mujer normal y en edad fértil.


Fuente: Diario de Navarra
Sección Vida/Prolife

19 marzo 2006

Al principio teníamos la sensación del desconcierto, que te deja congelado y te paraliza

Me llamo Alejandro Navarro y soy padre de familia numerosa. Mi mujer, Berta y yo, queremos compartir con vosotros nuestra última experiencia de paternidad vivida el pasado mes de agosto cuando nació nuestra hija pequeña Maria Lourdes (familiarmente le llamamos Lou). Es la ultima de 6 hermanos, todos muy seguidos, y ha nacido con Síndrome de Down. La verdad es que fue una sorpresa que no esperábamos pero gracias a la fe que tanto mi mujer como yo tenemos y a la disponibilidad plena para lo que la vida nos depare, supimos encajarlo muy bien.

Al principio teníamos la sensación del desconcierto que crea una situación inesperada. ¡Nos sentíamos padres primerizos! No sabíamos muy bien lo que el síndrome iba a suponer en la vida de la niña, en nuestra vida y en la de todos los que nos rodean. Era como si hubiésemos planeado un viaje a Italia, pensando en ver un montón de monumentos, sabiendo lo que íbamos a comer, dónde nos íbamos a alojar, lo que visitar…. Y de repente, al aterrizar el avión, nos encontrásemos en Holanda.

Pasado ese primer momento que te deja congelado y en cierto modo te paraliza, decidimos ponernos en manos de Dios y dejarnos guiar por El que seguro que sabe más. Rezamos un rosario a la Virgen poniéndonos bajo la protección de su manto y hasta decidimos entonces que nuestra hija se llamase Lourdes en su honor y no como hasta entonces teníamos pensado.

El siguiente paso era comunicárselo a la familia. La verdad es que nos sentimos muy afortunados, y enviamos el siguiente SMS: "Ya hemos sido papás. Dios nos ha enviado una preciosa niña Down que le vamos a llamar María Lourdes. Damos gracias a Dios por enviarnos esta bendición ya que, por el amor que desprende, nos va a ayudar a estar mucho más cerca de Dios, nos unirá más a Él y nos acercará a su felicidad. Os pedimos una oración por María Lourdes para que Dios le facilite el conocerle, disfrutarle y amarle aquí en la tierra junto a todos nosotros.
Un fuerte abrazo, Berta-Alex."

¡Tenemos una familia maravillosa que se volcó con nosotros en todo momento y no sabéis cuanto se agradece! Para ellos también fue una sorpresa tremenda que supieron asumir de manera ejemplar. Recibimos un montón de felicitaciones y mensajes conmovedores.

Todo esto que sucedía tan rápidamente nos hizo reflexionar sobre la importancia de la familia. Una institución importantísima para el individuo y la sociedad. Dentro de la familia nos sentimos seguros, apoyados y queridos. Es un medio en el cual la persona se puede desarrollar plenamente. Y eso es precisamente lo que todos queremos para nuestros hijos: que sean personas íntegras, de una sola pieza. Para ello hay que inculcarles desde pequeños una escala de valores en la que el amor a Dios y al ser humano prime sobre el resto de cosas.

Con motivo del nacimiento de Lou, hemos tenido ocasión de hablar con gente que cree que es mejor que estos niños no nazcan. Nos han llamado incluso “valientes” por tener una niña así, cuando nosotros pensamos que todos tenemos derecho a la vida, independientemente de nuestra salud o de nuestras capacidades, porque la vida es un regalo de Dios que nos transmiten nuestros padres. Por lo tanto no son los padres quienes deben decidir si dejarnos vivir o no.

La verdad es que Lou con lo chiquitina que es, ha ”removido” muchos corazones a nuestro alrededor. Desprende amor por los cuatro costados y diariamente nos recuerda lo poco que hace falta para ser feliz en la vida. Su sencillez, su naturalidad y la bondad de su mirada nos enternecen a todos. Es un ejemplo de tolerancia y solidaridad para con los que no tienen las mismas capacidades que nosotros y pensamos, que tenerle en casa es un privilegio para nuestra familia.

Por último, no quería dejar pasar la oportunidad de agradecer públicamente a todos los que nos orientan y ayudan en la labor de desarrollar al máximo los potenciales de nuestra hija: a la Fundación Síndrome de Down del País Vasco, a familiares y amigos, en especial a Leyre y Rober (que fueron un referente para nosotros al haber pasado por esta experiencia antes).
También dar las gracias a mi hija, Lou. Sin ella no tendría yo la suerte de estar con ustedes esta tarde. Y por supuesto, gracias a Dios, por la inmensa suerte de tener el regalo de la fe.

Sección Vida/Prolife

El testimonio de los sin voz, o el via crucis de los inocentes

Estas imágenes pueden herir su sensibilidad. En realidad, deberían herirla. Son niños que dan testimonio no hablando sino muriendo.
Mueren sin saber siquiera que mueren. Es el sufrimiento injusto de unos niños que mueren sin haber sido queridos por nadie.



Sección Vida/Prolife

Yo debo ser lo último en posmodernidad…

Hay gente que no entiende la penitencia, pero ve bien otras molestias.

Recientemente un ciudadano británico se hizo con el primer puesto del campeonato mundial de piercing, habiendo logrado insertarse más de mil piezas metálicas en todo su cuerpo, incluyendo los lugares más insospechados. Venció en buena lid con los mejores fakires del Este y no faltaron quienes hubieron de retirarse durante la prueba, desfallecidos a causa de las numerosas perforaciones. Salió en toda la prensa, luciendo sus tatuajes y piercings.

Durante los últimos meses, la publicidad de alguna corporación dermoestética prolifera en periódicos nacionales, a página impar completa, que cuesta un ojo de la cara. Si yo tuviese que abonar el importe, yo sí que sería paciente de una cirugía estética para tapar el agujero. Pues bien, la mejora de la estética personal debe ser un negocio muy lucrativo. Intervenciones quirúrgicas como liftings, liposucciones, retoques de nariz, orejas y labios, y de toda una amplia anatomía, parecen estar muy bien consideradas socialmente.

También está de moda jugarse el pellejo por diversión, eso sí, con ciertas cotas de seguridad. Prolifera la práctica del puenting y de todo tipo de deportes de riesgo, o deportes tradicionales pero llevados a límites extenuantes. Los promocionan agencias de aventura, y es un sector turístico en boga.

Y por si fuera poco, a muchos el ritmo de vida laboral a menudo no les permite comer bien, y han de contentarse con algo de fast food de dudosa calidad. O terminan durmiendo poco y mal, porque hay que quedarse hasta tarde para ver un bodrio de historias marcianas. Y el fin de semana es casi obligatorio trasnochar, y tomar bien de sustancias de probada toxicidad. No hay quien descanse, y todo para pasarlo bien.

Ahora bien, si aparece alguien diciendo que hace algo de penitencia, o mortificación, o como se le quiera llamar, por motivos religiosos, se arma la de sanquintín. La penitencia de toda la vida, la que han hecho todos los santos que en el mundo han sido, es pasar un poco de hambre o de sueño, o estar incómodo, pero sin riesgo para la salud.

No sé por qué se extrañan tanto algunos. Desde hace mucho tiempo, en Semana Santa las calles se llenan de costaleros y penitentes; algunos llevan cruces, otros arrastran cadenas. También hay picados y otras especies. Que nadie piense que les ha contratado la agencia de viajes para que los guiris vean un poco de tenebrismo del oscuro medievo.

Esos nazarenos y yo hacemos penitencia, cada uno a su modo. Yo prefiero en privado, en menor cantidad pero más a menudo. ¿Habremos cerrado el círculo de la posmodernidad?

Eusebio Eizaguirre, “Eisa”, marzo 2006

Sección Cristianismo/Christianity

13 marzo 2006

Mi hija ha salido de la mente de Dios; para mí es perfecta


Antonio José Crespo y Blanca Ferro contaron ante más de 6.000 personas, en el Encuentro de Familias, cómo se apoyan en la fe para afrontar la pérdida de su bebé


Me llamo Antonio José y mi mujer, Blanca. Llevamos casados diecisiete años, tenemos cinco hijos (Blanca, que tiene 16; Pablo, de 15; Javier, de 13; Beatriz, de 11 y Vega, que tiene 2) y como se ve, estamos esperando nuestro sexto hijo, para mayo.

Quisiera contaros –dice Blanca- la oportunidad que Dios nos ha dado en los últimos meses para mostrar a nuestros hijos el sentido cristiano del dolor. Carola, que es como se llama la hija que esperamos viene con una malformación muy grave que no tiene solución médica, de manera que si Dios no dispone otra cosa fallecerá a las pocas horas de nacer y ser bautizada. Nuestros otros hijos lo saben desde el primer momento y desde entonces, al igual que nosotros y todos aquellos que nos quieren, rezan y hacen rezar a sus amigos y amigas por ella pidiendo un milagro por intercesión de D. Alvaro del Portillo. Y como aceptan de antemano la voluntad de Dios, dan un ejemplo de fe y coherencia de vida a muchos que huyen del dolor porque no le ven sentido y niegan el valor sagrado de toda vida humana aun enferma.

Mi hija ha salido de la mente de Dios. Para mí es perfecta, para Él todavía más. Aunque tengo momentos de bajón, intento superarlos pronto, no dejando que el dolor me impida cumplir con mis deberes para el resto de mi familia, que tiene derecho a una mujer y una madre serena y alegre. Intento como San Pablo encontrar la alegría en la tribulación. Os aseguro que se puede. Cuento con la oración de mucha gente y sé que a partir de hoy también con la vuestra.

Antonio José: Desde el primer momento de nuestro matrimonio (y yo diría que incluso desde el noviazgo) teníamos claro qué tipo de educación queríamos para ellos. Hemos luchado por tener siempre presente en nuestra vida el compromiso que adquirimos el día de la boda de recibir responsablemente de Dios los hijos y educarlos en la fe de la Iglesia. Para ello hemos procurado transmitirles desde pequeños que Dios es un Ser cercano al que nos dirigimos habitualmente como uno más en la familia, tratándolo con confianza de hijos que se saben infinitamente queridos por su Padre del cielo y sin miedo a manifestarse, a contracorriente si es necesario, como cristianos allí donde se encuentren.

Hemos intentado transmitirles algunas manifestaciones prácticas de la fe: ofrecer a Dios todas las obras del día al levantarse por las mañanas y despedirse de El por la noche al acostarse, con oraciones apropiadas a la edad de cada uno; tratar a la Virgen como Madre, saludándola de manera especial a mediodía con el Ángelus; bendecir la mesa con naturalidad, incluso cuando estamos fuera de casa o con otras personas que no son de la familia; asistir en familia a la Santa Misa los domingos; pedir confiadamente y saber ofrecer a Dios pequeños sacrificios por intenciones concretas que les afectan a ellos, a sus hermanos, familiares y amigos, o a otras personas incluso lejanas y desconocidas, etc.

En esta tarea han colaborado desde el principio, y lo siguen haciendo, los colegios que elegimos para ellos, donde la educación que reciben es continuación de la que reciben en casa; y también los clubes juveniles que frecuentan donde además del estudio y de las actividades de tiempo libre asisten a los medios de formación espiritual que facilita el Opus Dei. Aprovecho para dar gracias a Dios por haber suscitado en su Iglesia a San Josemaría, de cuyas enseñanzas llevamos Blanca, como cooperadora y yo como miembro supernumerario de la Obra más de veinte años recibiendo orientación y estímulo.

En esta tarea apasionante de educar a los hijos -habla ahora Blanca- nos ha sido también de gran ayuda la asistencia a cursos de orientación familiar en los que hemos intentando formarnos mejor como padres, pues ningún hijo viene al mundo con un manual para su educación. Hemos intentado educarlos en libertad, enseñándoles que su responsabilidad es en primer lugar y sobre todo ante Dios.


El testimonio fue ofrecido en el Encuentro de las Familias en Murcia, ante más de 6.000 personas, para preparar el viaje del Papa a Valencia.

Después de las intervenciones de las familias, el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, señaló que es posible «compaginar nuestro trabajo y nuestras creencias, sin dejar de ser moderno».

Sección Vida/Prolife

09 marzo 2006

En la calle también es posible

Incluimos un vídeo con imágenes y voz de San Josemaría Escrivá, el Fundador del Opus Dei. Durante toda su vida predicó incansablemente que la santidad es para todos, no sólo para unos pocos privilegiados. Que es en medio de la calle, con la familia, en el trabajo, con los colegas y amigos donde podemos y debemos encontrar a Dios y tratarle.

Seguir a Cristo -decía- no significa refugiarse en el templo, encogiéndose de hombros ante el desarrollo de la sociedad, ante los aciertos o las aberraciones de los hombres y de los pueblos. La fe cristiana, al contrario, nos lleva a ver el mundo como creación del Señor, a apreciar, por tanto, todo lo noble y todo lo bello, a reconocer la dignidad de cada persona, hecha a imagen de Dios, y a admirar ese don especialísimo de la libertad, por la que somos dueños de nuestros propios actos y podemos —con la gracia del Cielo— construir nuestro destino eterno. (Es Cristo que pasa, 99, 3)



Sección Cristianismo/Christianity